martes, 28 de octubre de 2014

Don Juan Tenorio



Escrita por encargo en veintiún días, se estrenó el 28 de marzo de 1844.

En una taberna de Sevilla, en 1545, don Juan Tenorio y don Luis Mejía se reúnen para comparar el número de mujeres que han seducido: gana don Juan la apuesta; pero don Luis le dice que le falta conseguir a una novicia (chica que se prepara para ser monja) en su convento. Don Juan acepta la sugerencia, y añade que también seducirá a la mujer con quien don Luis va a casarse al día siguiente, doña Ana de Pantoja. Han sido testigos de esta conversación el padre de don Juan y el comendador don Gonzalo, padre de doña Inés, la prometida de don Juan. El Comendador, ofendido, decide dejar a su hija encerrada en el convento donde estaba, así como anular el compromiso de matrimonio.
Don Juan, tras sobornar a las respectivas dueñas (mujeres que las cuidan), consigue a las damas: con doña Ana, haciéndose pasar por don Luis; y a doña Inés, raptándola del convento y llevándosela a una finca junto al río  Guadalquivir.
Mientras Don Juan le declara su amor a doña Inés, de quien se ha enamorado sinceramente, llegan don Luis y el Comendador, a los que desafía y mata don Juan, que emprende la huida ("de mis pasos en la tierra/ responda el cielo, no yo.").
Tras cinco años en Italia, don Juan regresa a su hogar, al que su padre ha convertido en un panteón en honor de sus víctimas. La estatua de doña Inés, que murió de dolor, cobra vida, y le dice que su suerte para la eternidad está unida a la de él, por lo que le conmina a arrepentirse. Sin embargo, con
fanfarronería (chulería), don Juan invita a cenar, junto a unos amigos, a los muertos, especialmente al Comendador. En la cena, en efecto, aparece la figura de este, que le anuncia que morirá al día siguiente y le convida a cenar en su tumba. Cuando don Juan llega a la noche siguiente al panteón, tiene lugar un festín macabro, con todo un desfile de espectros. Finalmente, persuadido por doña Inés, don Juan proclama su arrepentimiento, de este modo podrán juntos alcanzar el cielo ("Misterio es que en comprensión/ no cabe de criatura:/ y sólo vida más pura/ los justos comprenderán/ que el amor salvó a don Juan/ al pie de la sepultura."

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